1.- Representan a las moléculas ya sean de elementos o compuestos.
2.- La ecuación química es la representación gráfica de una reacción química, en la cual se utilizan símbolos y formulas de las sustancias que están presente en dicho cambio.
3.- Para ser equilibrada una reacción química debe tener el mismo tipo y número de átomos en los reactantes como en los productos.
4.- Las sustancias que inician una reacción química se llaman reactantes o reactivos.
5.- La combustión del gas, la fermentación, la putrefacción, la fotosíntesis.
6.- las sustancias finales de una reacción química se llaman productos.
7.- La diferencias entre una reacción endergónica con una exergónica, es que las primeras necesitan una continuo aporte de energía del medio para producirse, es decir, absorben calor del ambiente, en cambio las exergónicas liberan energía al medio ambiente cuando se producen, es decir, la energía es un producto de la reacción.
8.- La diferencia entre una reacción de síntesis y una de análisis , es que la primera se presentan dos o más reactantes o sustancias y al reaccionar producen un solo producto, en cambio las reacciones de análisis o descomposición, en los reactantes hay una sola sustancia que se transforma en dos o más sustancias simples en los productos.
9.- Una reacción de sustitución o desplazamiento simple un elemento de los reactantes remplaza a otro elemento de un compuesto, en cambio las reacciones de sustitución doble , los elemento de los compuestos se intercambian.
10 en la siguiente expresión 3 C6H12O6 se registran: 18 átomos de carbono( 3x6), 36 átomos de hidrógeno (3x12) y 18 átomos de oxígeno (3x6), en total 72 átomos.
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La Crisis Energética en Chile y el Mundo
Por Ramon Rovira
Trasfondo histórico
El gas natural es hoy una parte importante del suministro energético chileno y, según los planes todavía vigentes, el ya importante papel del gas natural en la escena energética nacional debe ser aún mayor en el futuro. Concretamente, la participación del gas natural en el consumo energético chileno, que fue del 13% en 1998, se espera que sea del 28% del total en el año 2008. En esto Chile sigue las tendencias mundiales, y lo hace por buenas razones: “El gas [natural] es lo más barato después del agua”, dijo el presidente chileno Sr. Ricardo Lago en una entrevista reciente.
El desarrollo gasístico de Chile ha descansado en buena parte en su asociación energética con Argentina, basada en el llamado Protocolo de Acuerdo de 1995 (también conocido como Protocolo de Integración Energética), en el que los dos gobiernos nacionales acordaban desarrrollar y aprobar en ambos países la legislación y los reglamentos necesarios para permitir “la libre comercialización, exportación, importación y transporte de gas natural entre la Argentina y Chile” (Artículo 1 del Protocolo).
La puesta en práctica del acuerdo descansaba en la existencia de una densa red de oleoductos y gasoductos que une las redes nacionales de los países del Cono Sur, y que permite a países como Argentina y Bolivia vender su gas natural a Chile, Uruguay o Brasil. Las perspectivas de futuro que el Protocolo de 1995 cimentaba fomentaron las inversiones para extender y mejorar la red de oleoductos y gasoductos de la región.
El acuerdo ha funcionado aceptablemente bien desde entonces, aunque con algunos incidentes, como el proyecto de Duhalde en 2002 de gravar las exportaciones gasísticas a Chile, o la huelga de los trabajadores argentinos de Neuquen este mismo año, que cerraron las válvulas del gasoducto y sumieron a 10 millones de chilenos en las tinieblas. Con todo, Chile ha obtenido de Argentina, que es, con mucho, su mayor proveedor de gas natural, la materia prima energética que su notable desarrollo económico exigía. El acuerdo ha funcionado tan bien que Chile se ha hecho progresivamente más dependiente del gas natural argentino, hasta el punto de que hoy el 40% de la electricidad chilena sale de plantas de energía alimentadas con gas natural.
Surge el problema
Pero la felicidad nunca dura eternamente en este valle de lágrimas, y en algún momento del mes de abril de este año 2004 el gobierno argentino decidió que, ante la creciente falta de gas para uso del propio país, iba a reducir el suministro de gas natural a Chile. Esta decisión era contraria al Protocolo de Integración Energética de 1995 y, además, claramente lesiva para los intereses de Chile. Así la tensión entre ambos países creció, y los más pesimitas se acordaron de la pasada guerra por Beagle. Argentina trató de comprar gas en Bolivia, que vende a precios muy bajos por las características de los yacimientos del país, con la probable idea de seguir honrando -con gas boliviano- sus compromisos con su principal cliente: Chile. Desgraciadamente no se tuvo en cuenta la tradicional enemistad existente entre Bolivia y Chile, y en cuanto los bolivianos se dieron cuenta de que su preciado gas podía acabar iluminando o calentando a los chilenos, se negaron a cerrar el trato.
Y, entre unas cosas y otras, la reducción del suministro de gas natural argentino a Chile se ha mantenido ya durante dos meses.
Las causas del déficit argentino de gas natural son diversas y algunas de ellas más bién oscuras. Según algunos la culpa de todo es de las empresas multinacionales que adquirieron y ahora gestionan las antiguas compañias nacionales argentinas. Éstas, a la vista de las bajas tarifas argentinas forzadas por el gobierno ante la situación de emergencia nacional por la que pasa el país, prefieren, lógicamente, exportar a países que paguen al precio internacional antes que vender a precio local en el país de origen. Según otros, la falta de gas es real, debido a que las bajas tarifas argentinas no permiten a las empresas invertir en la exploración de nuevos yacimientos.
Cualquiera que fuera la causa, el primer problema para el gobierno chileno ya estaba aquí, y era la interrupción unilateral del suministro gasístico argentino. El problema era especialmente grave para Chile, pues el país sufría también las consecuencias de un año especialmente seco, que había afectado negativamente la producción de energía de sus centrales hidráulicas, que siguen siendo el núcleo de la producción de electricidad en el país. El gobierno chileno empezó a buscar proveedores alternativos de gas natural, como Indonesia, se pensó en generar electricidad a partir de productos del petróleo, cosa posible e incluso técnicamente fácil debido a que las centrales eléctricas chilenas que usan gas natural son, en su mayoría, de ciclo combinado y también pueden funcionar con petróleo. Desgraciadamente el coste de todos los combustibles alternativos era superior al del gas natural argentino, y los usuarios energéticos chilenos acabarían pagando la diferencia.
Llega la solución, aunque solo lo sea a medias
Finalmente, el pasado 17 de junio, y tras dos meses de angustiosas gestiones, el gobierno argentino ha atendido las demandas chilenas y ha firmado recientemente la resolución 659, que alivia las penurias gasísticas chilenas ... de momento. Pero esta resolución no deja de tener aspectos que la contraparte chilena considera oscuros, cuando no contradictorios con el Protocolo de Integración que ha sido la base del desarrollo del sector gasístico chileno, piedra angular del sector energético nacional, de los últimos años.
La nueva resolución acepta que se aumenten las exportaciones de gas natural argentino, pero sólo si las necesidades gasísticas argentinas están debidamente satisfechas. Además se contempla la posibilidad de que el gobierno argentino pueda suspender sin más las exportaciones de gas a cargo de un operador privado si lo considera necesario. La contraparte chilena ha saludado con alegría la resolución argentina, pués soluciona el problema inmediato, pero también considera que esta norma viola el espíritu y la letra del Protocolo de Acuerdo de 1995, en el que se ha basado el desarrollo del sector energético chileno desde entonces, y sobre el que se han realizado las grandes inversiones correspondientes en Chile, por lo que es de prever que el gobierno chileno presionará para que las negociaciones sigan hasta que se acuerde algo más parecido a lo previsto en el Protocolo de 1995.
Más allá
En este mundo globalizado, donde el mercado es sólo uno y las empresas operan por encima de las fronteras nacionales e incluso por encima de los límites geográficos continentales, el precio y la disponibilidad de los recursos energéticos en Chile o en cualquier otro país, no están aislados de lo que sucede en otros países, incluso en los más lejanos y ajenos.
Tras el proceso de privatización de las antiguas empresas nacionales del sector energético, que han sido en su mayoría adquiridas por potentes consorcios internacionales, es cada vez más difícil para los gobiernos nacionales el controlar las actividades de estas empresas. En estas condiciones, imponer el interés nacional, incluso en situaciones de emergencia nacional, puede ser misión imposible para los gobiernos, dada la capacidad de maniobra y también el poder económico y político de las corporaciones.
El suministro de materias primas energéticas a precios “razonables”, por no decir bajos, que hasta hace bien poco era algo casi normal y que casi ni se tenia en cuenta como contingencia digna de mención en los procesos de planificación empresariales o gubernamentales, se está convirtiendo en algo cada vez más incierto, no solo en América Latina sinó en todo el mundo. El control de los recursos energéticos existentes, sobre todo de los recursos de energía fósil, que son los más baratos y versátiles, está cada vez más ligado a los principales acontecimientos políticos e incluso bélicos de nuestro mundo, lo que nos da una idea más exacta de la situación que la que ofrecen los complicados cálculos de economistas y geólogos.
Sin caer en el tremendismo de quienes vaticinan un apocalipsis energético para pasado mañana, hay que reconocer la evidencia de que cada barril o cada metro cúbico de energía que se extrae representa un barril o un metro cúbico menos que le queda a nuestro subsuelo, algo que, por muy evidente que sea, no parece estar muy presente en las mentes de quienes nos gobiernan. Por ello, los gobiernos nacionales, que, aun en estos tiempos globalizados, han sido nombrados democráticamente por los ciudadanos para que cuiden de los intereses de la comunidad, se verán cada vez más en la obligación de estudiar la adopción de nuevas tecnologías energéticas, o de rescatar algunas que estaban felizmente olvidadas, sin olvidar la optimización del uso actual de la energía por medio de las técnicas y los criterios de ahorro energético apropiados, aspectos todos ellos que serán fundamentales para el desarrollo armónico de las naciones.
integrantes:
-christian arenas
-juanpablo rojas
-david ulloa
-jorge campos
bibliografia:
- www.surpress.com/web/es_pol_chile_print.htm
no entiendo
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