Sexualidad Humana versus Sexualidad animal
En todos los seres que forman el reino animal existe la sexualidad. A través de ella se asegura la perpetuación de la especie; sin embargo, la sexualidad humana está en un plano diferente de la animal, ya que tiene una perspectiva más profunda y una mayor trascendencia, a diferencia de las otras formas de vida en que lo hormonal siempre prevalece. La intensidad de la sexualidad humana depende en gran parte de fenómenos afectivos relacionados con la voluntad; por ello, es posible de ser educada.
Esta diferencia del ser humano depende de dos facultades: el intelecto y la voluntad. Ésta hacen que el ser humano sea libre y responsable de sus actos; por lo tanto, el impulso sexual puede ser controlado por la razón y puede ser puesto al servicio del amor. El impulso sexual es algo normal, pero ojo, no hay que circunscribirlo sólo a la búsqueda del placer individual, sino proyectarlo a una integración entre hombre y mujer para que éstos puedan edificar una relación basada en el compromiso y en el amor.
El amar maduramente significa dar, y darse implica cuidado y preocupación por el otro en un acto esencialmente de voluntad. Otra característica del amor es respetar a la otra persona tal cual es; el amor supone conocer a la otra persona, ya que sólo se ama a aquello que se conoce.
El adolescente que madura adecuadamente descubre que la persona amada tiene mucho más que el físico y que el verdadero amor está sobre el instinto e invita a conocerse a sí mismo y al otro.
Lectura extraída libro Ciencias Naturales 8º Editorial Mc Graw Hill
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